sábado, 15 de marzo de 2008

Yo te lo dedico.

Analicemos la mirada…

Caricia un tanto desolada, vibración tardía e incauta que emana desde tu lejana posición, mas sabes bien que la prefiero a quema ropa, tan cerca como sea posible

A veces es una suerte de protección, tu mirada es tan llenadota como la envoltura de tus brazos blanquecinos sobre mi frágil silueta

Suave como la brisa marina, se torna tan compleja como las ciencias que me son tan esquivas, foránea un tanto, quizás compasiva a medida que tus pasos comienzan a perseguir los míos.

¿Es pecado confesar que me encantan tus miradas?

Y como han cambiado, ciertamente han cambiado…

La mirada entrecortada cuando de reojo nos mirábamos; luego picaresca, acompañada de risotadas, en aquel momento en que por primera vez entrecruzábamos palabras. Te confieso Amor, mi mirada reflejaba el pánico que emanaba desde el fondo de mi cuerpo cada vez que el monitor anunciaba tu llegada.

Recuerdo la mirada desvalida que tenías cuando comenzabas a bajarte del bus, la que rápidamente se volcaba a confianza al ser recibido por mis amistades.

Jamás olvidaré la indescriptible mirada de ternura que me regalaste junto con aquel primer beso.

Sabes, también amo la mirada con aquel sazón ingenuo que logro captar cuando te despierto con el roce de la punta de la nariz.

Aun mas, la mirada que esbozas cada vez que me ves en dificultades, la que acompañas con un tibio beso sobre mis manos, mejillas o labios

Cuéntale a tus ojos que son los culpables de que haya caído el velo pétreo que cubría mi cuerpo.

Ya no existe velo lunático, insomnico, incorrompible, tétrico e insalubre, ya no siento miedo.

Tu mirada me da la calidez necesaria para sonreírle al sol de la mañana, acompaña a mis pies a encaminar el trayecto necesario.

Déjame confesarte también que me gusta tanto como tus miradas, lo que viene después de ellas…

No porque me sienta rara te miro de soslayo, mas bien se traslapan las miradas como cielo rojizo sobre las aguas salinas de Viña, como atardecer.

Sabes, escribo y sonrió, pues, mi mirada comienza a perseguir a la tuya esta vez.

Tu mirada comienza a enamorar la mía…

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